EL OTOÑO
El otoño cierra ventanas y puertas
a la obertura de la luz. Se esconde
así el dorado aro que proyecta la ineludible
irradiación que sostiene de la vida
adormecida entre sombras y penumbras.
Traspasamos la barrera de los sueños.
Lo que sucede, no vuelve.
el relámpago se apaga de súbito,
se desvanece, nos arrastra por el terraplén
de la inercia -jirones de humo y hielo-
camino de lo efímero. La mano
del dolor golpea los vidrios con desespero,
todo ante nuestro ser flaquea.
La noche, negra, espesa, se lleva
los aromas de la tarde, se alarga
en la consumida interioridad.
Fuera, nada. Ya no se abrigan
los desnudos árboles de la perdida
floresta por donde vamos desapareciendo
día a día sin remedio. Se nos va
la vida en ello. Quizás en efímero factor,
hacia vuelos de alturas y luces impasibles
nunca imaginados.
Se puede pensar en negro, sentir que todo tiene su fin, su normal desenlace, pero queda esa dulce esperanza que al terminar el último suspiro algo nuevo y eterno se nos abre al alma como la más pura luz inimaginada. Muy bello, besitos
ResponderEliminarEsa dulce esperanza.... Pero hay que vivir predispuestos a sentir que eso es así. Gracias, karyn
Eliminar¡Qué realidad tan grande expresas de esa noche caótica, como tu tan bien sabes hacerlo, línea a línea, adentrándonos en ella! Pero adelante, la vida es bella. Abrazos.
ResponderEliminarAbrazos, Imelda.
EliminarGracias por esta gratificante visita.
Ciego mar, y por supuesto de noche,pues el día nos ilumina y vemos todo más claro.
ResponderEliminarCiertamente, así es...
EliminarNos vamos yendo irremediablemente, el ottoño llega a nuestras vidas y a continuación llega un invierno fulminante que nos roba luz y sueños...
ResponderEliminarPrecioso poema
Un abraao
Carmen