"Perfiles de viejo y joven". Obra de Leonardo da Vinci
PASA EL TIEMPO…
(Reflexiones
escritas en un diario)
Pasa el tiempo. Alcanzamos la eternidad sin darnos cuenta. Esa eternidad infinita como el sexo cuando es pleno aunque quepa tan solo en un leve momento. Algo que es transpersonal, sin nombre propio, sin estilo definido, porque somos corazón sexo y cuerpo que se han de manifestar, que han de fraguar. Hemos de romper la idea de que somos sujetos capturados por el consumo, por el euro, por el dólar, por la moneda que sea, aún siendo conscientes de que todo, todo, es euro, es dólar, es moneda: el cine, los libros, el teatro, los conciertos musicales, y el mantenerse en vida sobre todo… La libertad está en poder hacer lo que buenamente sepamos, mientras podamos; es el placer y la necesidad imperiosa de desahogar una idea, de estimularnos en el arte y crecer en el amor como personas. Por tanto, la labor efectuada sobre todo a cierta altura de la vida, debe de llevar el sello de la serenidad y del optimismo, compartiendo lo respirado desde una sensación planetaria, cósmica, universal, que sepa entroncar con la muerte aunque ésta sea algo que como no muertos desconocemos.
No sabemos qué es la muerte. Sin embargo, tenemos el deber de saber aceptarla como colofón a una vida que se nos prestó. La madurez nos acerca paulatinamente a esos momentos en que la vida y la muerte se dan la mano. Pero mientras tanto, debemos descubrir dentro de nosotros otros entretenimientos, ya que tenemos millones de neuronas que por fortuna aún envejeciendo nos permiten continuar activos. El cerebro es algo tan misterioso como lo es el cosmos. En realidad es otro universo, quizás un reflejo del gran universo. Dentro de nosotros hay arte y espiritualidad, y su capacidad de desarrollo. Nuestra labor es intentar que el mundo sea cada vez más agradable ayudando a recuperar y mejorar la alegría de vivir, persiguiendo y acabando con esa división terrible que a conveniencias se creó entre el mundo masculino y el femenino, algo que produjo esquemas y papeles tan improcedentes. En ese sentido, aún quedando tanto por hacer, vamos afortunadamente hacia la unión y la marcha en común, algo tan vital como necesario para mejorar la vida en el planeta. Los seres humanos lo merecemos, como merecemos la erradicación de todo tipo de injusticia y de violencia.
Todo cambiará y seguirá cambiando en este largo camino que la humanidad emprendió cuando cogió conciencia de sí misma. Esperemos que con la suficiente sabiduría como para saber hacerlo bien. Por eso el arte, una constante fundamental en nuestras vidas, debe de alejarse de lo ególatra, narcisista o comercial. Hay que hacer arte para saber qué tenemos interiormente de transpersonal, de valioso, y ofrecerlo. La belleza del ser humano radica en que lo que se encuentra dentro de uno mismo sabiendo utilizarlo para el bien del espectador, del lector, del público en general, pudiendo despertar en ellos su propia magnificencia. El arte ha de abrir nuevas fronteras, posibilidades donde todos colaboremos desde lo personal, desde la intangible singularidad de cada cual.
La edad es un mengua corporal, pero no tiene por qué ser mental, a no ser que la enfermedad de la desmemoria o de la imposibilidad nos visite. Sesenta y cinco años y sigo liberándome, creando, intentando vivir la vida con mayor comprensión e intensidad, algo que afortunadamente no significa envejecer. Hay que intentar estar en expansión permanente hasta el último aliento de vida. No hay edad cerebral, a no ser, como decía antes, que la enfermedad nos trunque la posibilidad de mantenerla sana. Hacer feliz a tu pareja, a tus hijos, a tus nietos, a tus amigos, a la gente que nos rodea, y seguir con máxima curiosidad con la actividad creativa, comporta un gran aliciente, una confortable serenidad.
Barcelona 21 de septiembre de 2016.
©Teo Revilla Bravo.
Dices bien, amigo. Así debiera ser. me sumo.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias, José. Gracias por esa presencia amiga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Completamente de acuerdo, amigo Teo. Abrazos.
ResponderEliminarGracias, Francisco. Sé que en todo esto una gran hermandad nos abraza.
EliminarFeliz día.
Me has tocado el alma,dígame¿Cómo y dónde la tengo?
ResponderEliminarAnónimo, gracias por tocas la página con tus ojos y leerla, con tus palabras y dejar tu mensaje.
EliminarPara quien seas, un fuerte abrazo.
Teo
Como dice mi ultimo poema editado " ...no hay amnistía para esta sentencia", la vida es un aprender diario, un cumulo de experiencias y saber extraer lo mejor de cada día es todo un arte,en si mismo... coincido con tu apreciación.
ResponderEliminarUn saludo.
Reme Gras.
Ciertamente, Reme, la vida es un continuo aprendizaje y, no, no hay amnistía, todos andamos condenados a dejarla en un momento dado visto así. quizás los místicos aboguen por otras razones menos crudas, más emocionales y con alternativas de duración eterna... Al poeta le toca sufrirla, gozarla, contarla, declamarla, cantarla, sensibilizar....
EliminarUn fuerte y agradecido abrazo.
Teo
Que no se pierda jamás la ilusión de ser, de estar, de crear, de emocionar e imaginar. La edad quizás en lo único que cambie nuestra forma de ilusionarnos es que cuando pequeño anhelas quizás llegar a agarrarte de la cola de un cometa y cuando mayor, lo que quieres es volver a ver pasar el cometa que tantos recuerdos evoca en nuestra memoria. Besitos.
ResponderEliminarQue no se pierda, porque si es así estaríamos muertos. La edad la transforma; simplemente, Karyn Huberman, transforma,agranda y engrandece nuestras visiones del arte, de la vida. El cometa siempre se escapa.... Pero, eso sí: deja su halo, deja su magia, deja su duende agarrado al alma, y, a través de ellos, los bellos sueños. Un abrazo.
Eliminarhermosa reflexión Teo , estamos como en cofradía de escritores, poetas, narradores , a diario sufriendo, gozando , gestando nuestras letras desde estas emociones intensas, vivencias , sensibilidad. ... el tiempo el bendito detalle que a veces detenemos a placer... Abrazos , rubrico tus deseos y lo que esperamos dar en esta vida.
ResponderEliminarsaludos cordiales. Marisa
Gracias, Marisa, por esas cálidas palabras. Esa cofradía a la que aludes hace crecer para bien el buen sentido de humanidad La rúbrica la recojo emocionado.
EliminarAbrazos.
Gracias Teo por tus reflexiones que nos ayuda a madurar hermosamente, en este camino que lo queremos fructífero hasta el final, con ese arte de la existencia plena.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a ti, Theo, tocayo, qué alegría tu presencia en este pequeño rincón de escritos, pinturas y emociones.
ResponderEliminarUn fuerte, fuerte abrazo, apreciado amigo.
Tus comentarios y disquisiciones en este blog son apetecibles, porque siempre encuentras alguna idea sobre la vida o el arte que se te había pasado por alto. Gracias, Teo.
ResponderEliminarEso que dices es muy amable, Mauricio Expósito. Como lo es cuando eres crítico con algo o propones cambios oportunos. Todo ayuda. Gracias a ti.
EliminarGrande y sabio pero ante todo amoroso mensaje.
ResponderEliminarMuchas Gracias, Carlos. Es un detenimiento, una reflexión, algo que sale al hilo de la vida.
EliminarFuerte abrazo.
Como de costumbre me sorprendes e interpretas amigo Teo.La muerte es tema porque de algún modo la sabemos cerca como madre buena, ue como veladora nos espera siempre. Yo no te quiero muerte ,no es nada personal es tan sólo que vida, yo no quiero perderte.
ResponderEliminarSupongo que es una reflexión que todos -o casi todos- nos vamos haciendo con la edad, María de los Ángeles. Bueno es que nos interpretemos, al menos la gente a fin. Gracias por tu comentario, gracias por la lectura.
EliminarInmenso abrazo.