Obra de George Spencer Watson, un delicado y elegante pintor londinense nacido en 1869. Perteneció a la escuela llamada romántica, un movimiento que procuraba acercarse a un estilo próximo al del renacimiento italiano.
RECOSTADA
codo con codo, cuerpo con cuerpo,
beso a beso en desnudos entrañables
reclamos, amplios senderos de ternura.
Dos seres fluyentes y afines se abrazan
—sentimiento y piel—en medio de la mágica
hondonada que proporciona la oscuridad
en bello estremecimiento.
Los sueños desprenden luces,
alborotadoras minúsculas luciérnagas
que hacen en cada encuentro crecer
nubes deslumbrantes de deleite,
ancho cielo, delicada vaguedad,
periscopio de adhesión y dicha.
Venturosamente cobijados,
tierno resguardo, asistimos e insistimos
—hábiles manos, sensibles cuerpos—
recorriéndonos, susurrando dicha
respiro a respiro, roce a roce,
movimiento a movimiento, ritmo
a ritmo, intimidad donde se traspasan
límites, develado milagros de amor…
Excelente, sensual y sereno fluir de la palabra en encuentro de amor intimista y a las partes , perfecto. Celebro el bello don de tu palabra . abrazos. Marisa
ResponderEliminarAbrazos, querida amiga Marisa. Y muy agradecido por tus palabras que colocan el poema más alto del o que pudiera estar. Feliz día.
EliminarMilagro de amor, eso es, cuando dos logran en un abrazo fundirse uno en el otro. Bello poema, besitos.
ResponderEliminarGracias, Karyn Huberman. Quién mejor para entenderlo-entenderme...
EliminarBesos.