ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

viernes, 7 de febrero de 2020


Gustave Klimt "La vida y la muerte" (1916)








POESÍA Y MUERTE
                                                                       


La muerte es el tema principal de la poesía lírica. Ésta nos recuerda que vivimos con el tiempo en estados de ánimo cambiantes, en avances de ideas y acontecimientos, que inevitablemente nos conducen a través de la vida a la muerte. La existencia se convierte así en una especie de epigrama sobre la tumba, en un continuado adiós a nuestra estancia en la tierra.

En este sentido, la poesía es, instante a instante, renovación; es más vida y es más aliento de muerte. Quizás perdida entre las estrellas más lucientes de la sensitiva galaxia por donde deambulamos y nos perdemos conscientes de que Tánatos, la personalización griega de la muerte, no es más que una neblina, un velo o nube que va apartando a la persona viva precisamente de la vida. Para los griegos, que no tenían un vocablo para la muerte, uno no moría, sencillamente se oscurecía.

Los poetas deben de despreocuparse en lo posible de semejantes cuestiones, Han de comprender que es más que probable que con ellos mueran sus poemas, que de estos nunca más se vuelva a hablar, otros vendrán a reemplazarlos con aspectos nuevos y lenguajes más contemporáneos, a pocos se les es dada la recompensa de que sus obras trasciendan. En todo caso, la poesía seguirá existiendo. Quizás porque es una forma de inmortalidad alternativa, pues un poema puede influir en otros poemas y de esta manera mantenerse vivo ajeno a modas del lenguaje, y de igual modo que en él viven y perviven poemas anteriores, algo similar a lo que sucede con cualquier manifestación artística. Uno se pregunta: ¿Es realmente esto que escribo esencia de inmortalidad, o hemos de pensar que un poema triunfa del todo cuando fomenta su propia revisión provocando su desaparición como una forma resuelta de estar muerto? La nada -con toda reserva abrumadora al decirlo- es la hermana razonable de todo lo sentido-vivido, el apogeo de la pasividad, la ausencia que no conoce límites, es a la vez el sueño original y su fin; en última instancia, el vacío que anhela la memoria. Quizás por eso, porque somos seres de múltiples comienzos, nos pasamos la vida intentando superar el propio nacimiento…


"¿Qué es morir?
Morir es
alzar el vuelo
sin alas
sin ojos
y sin cuerpo"

Poema de Elías Nandino, poeta mexicano.



Barcelona, febrero de 2020.
©Teo Revilla Bravo.






4 comentarios:

  1. Bueno, tu escrito me ha hecho meditar sobre la belleza que pensaban los griegos, que la muerte sin nombre era la oscuridad, de algún modo desaparecer o bien la falta de luz, porque cuando uno vive y disfruta de esto que llamamos vida, irradiamos luz de distintas maneras, en nuestra forma de ser, en las miradas, en el aura que algunos pocos perciben, en la química que llegamos a tener entre dos. Somos luz y por ello no es extraño el poema con el que complementas...no somos cuerpo, simplemente somos todo aquello que recuerdan de nosotros dejando a un lado el físico.
    Por ahí decían que se escribe más de tristeza que de felicidad, es cierto y la muerte no se queda atrás, es tema recurrente por los sentimientos que genera, tristeza, pena, ausencia, dolor...pero al escribir sobre ello, revivimos lo bueno del ser que se ha ido, lo traemos de vuelta al mundo de los vivos que en ocasiones estamos más muertos que los idos. Lo que escribimos, no sabemos dónde llegará, ¿importa acaso? supongo que dejar las letras, los poemas, las imágenes, etc, es una necesidad particular de cada uno y siempre se quisiera trascender, pero en muchos casos, solo sucede una vez que decimos adiós a este mundo, eso es lo penoso. En fin, que si no se nota, me ha gustado tu escrito. Besos

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    1. Sí lo de los griegos es toda una curiosidad, qué manera de disfrazar lo inevitable. Este comentario que es todo un mini artísculo pleno de interés, querida Karyn, muchísimas gracias.
      Y fuerte abrazo

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  2. Decía Quevedo que el primer paso que damos cuando aprendemos a caminar es hacia la muerte. Se dice que la muerte forma parte de la vida. Yo, sin embargo , pienso que es al revés. En mi opinión la vida forma parte de la muerte. Vivir es un juego creado por la dama de negro para entretenerse. Somos fichas en un macabro tablero en el que algunas veces comemos una y contamos veinte. Escribió una vez un tal anónimo, autor de infinidad de obras, que la vida no puede ser buena puesto que te acaba matando.
    Uno de los atractivos clave para que me decidiera a ser escritor es precisamente algo tan mágico como que algo te sobreviva eternamente. Dejamos legados como los hijos o creencias que el polvo del tiempo acaba cubriendo. Una obra sobrevive y a esas garras implacables. Me gusta la idea de los antiguos griegos de que nos oscurecemos , tan dramáticos en todo. Pero no quiero ni pensar cómo han de llegar la mayoría de africanos a sus últimos días.

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    1. Una profunda y honda reflexión me parece tu rico e interesante comentario, amigo Cyrano, gracias por ello. Reflexionar lo que otros aportan con sus maneras de entender un asunto de esta envergadura, es siempre enriquecedor. Ya sabes: esto de la existencia cada cual lo acomoda a su modo, quizás al que menos daño cree hacerle el hecho incuestionable de que nacemos para morir, no sé yo si tanto lo contrario. Y sí: escribir, pintar, actuar, crear una obra musical, etc..., es sobrevivencia, es intento de perduración, es la lógica de sentirnos vivos desde la indecisión. Nos pasamos la vida intentando superar el nacimiento, esto es así.
      No me extiendo. Sí te agradezco de nuevo tu presencia, para mí muy apreciada siempre. Cuídate, amigo de mí y de nosotros, y sigue con ese espíritu creador que tan bien te hace y nos hace.
      Abrazos, por aquí permitidos.

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