ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

lunes, 30 de septiembre de 2019

ODA A LA MUERTE DE UN AMIGO


Obra de Joseph Mallord Turner. 

Un pintor especial, para quien la abstracción marítima no parecía tener secretos. Pintó innumerables veces el mar. Era tanto su afán, que se dice que una vez pidió que lo atasen al palo mayor de una nave para así pintar con todo detalle una galerna evocando el episodio donde Ulises se ata al mástil para ser tentado por las sirenas sin tener que privarse de oír su canto.










ODA A LA MUERTE DE UN AMIGO  
                                                    
                                      A la memoria de Robert.

                           
Robert Rubio ha muerto ahogado,
atrapado, arrebatado en la terca
e irrefrenable tempestad del infortunio.
Un pensamiento frío se desliza 
cuerpo arriba esta mañana aciaga,
cargada de estériles penumbras.
La niebla trajo ecos de agonías
que truenan tras las espaldas
de un tiempo roto, de una vida 
aún por hacer, hojas tronchadas
en los márgenes de la primavera.

Lo impenetrable del abismo recibe
la reseña entre losas y osamentas frías.
La igualdad o equivalencia que genera
la nada, triunfa sobre la hermosa juventud. 
Frente amplia, agraciado cabello, 
esbeltez elegante, actitud creativa 
que no realizará ya significativos collages.
El mar derribó la barca de la amistad, 
atrayendo su cuerpo hacia afilados 
escollos y aguzados arrecifes del bretón 
litoral francés. Ahí, entre el espanto 
máximo, quedaron sus últimos espasmos, 
sus alargados lamentos. 

Apenas sus labios habían acariciado 
y besado; apenas su cuerpo se había 
acostumbrado al amor, la oceánica 
tempestad se llevó un juglar de sueños 
dorados. El cajón de las quimeras 
rotas, guardará sus señas de identidad. 
Sofocada quedó el efecto de la palabra 
amiga, sombra y luz, tenue embriaguez
de  deseos incumplidos. 

Hace frío en la negra tumba de lo infinito. 
Un hálito tembloroso y alargado lucha  
por liberarte, afligido se revuelve
en lo más lamentable de lo imposible.

Robert Rubio,  
galo y español, 
primo y entrañable amigo.





 OCÉANOS DE  LUNA
(Cuaderno  VIII. De 1984 a 1987)
©Teo Revilla Bravo





4 comentarios:

  1. Teo: la muerte en la cual jamás pienso, es un ir del que estuvo a tu lado. Y no lo vuelves a sentir, ni lo vuelves a ver. Por lo tanto a disfrutar del hoy y del momento ansiado.

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    1. A disfrutar el hoy, vivir el presente. Eso siempre. El poema -escrito hace muchos años- llegó en aquellos días de dolor como desahogo y rabia. Gracias por tus ánimos que impulsan optimismo siempre.
      UN abrazo.

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  2. Sé lo triste que es perder un amigo, el vacío incalculable que deja dentro de nuestro ser. Es triste por lo mismo, el poema, pero no puede ser de otra manera, el vivir una experiencia así, tan trágica. Una pena que brota en cada uno de los versos. Besitos

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    1. Cierto, Karyn. El poema constata un hecho doloroso y luctuoso, algo que lacera el corazón. La necesidad de clamar ese dolor al los cuatro vientos, provocan esa necesidad de escribirlo.
      Un abrazo.

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