Retrato del escritor Jacinto Benavente por Joaquín Sorolla.
LA IMPORTANCIA DE LA ESCRITURA
La importancia de la
escritura es algo incuestionable. Qué seríamos como seres humanos sin ella, de
qué manera acumularíamos conocimientos y ganaríamos emociones y sensaciones,
cómo, en fin, viviríamos. La escritura es un sistema de comunicación omnipresente
y de difusión continua en la sociedad contemporánea, un legado que nos llega
agrandado y mejorado desde hace miles de años. La escritura ha tenido orígenes
y desarrollos específicos en los distintos pueblos del planeta, de acuerdo a
las lenguas y culturas de las que fue emanando. Y nació más que como simple
herramienta gráfica para la difusión de la información, como sustituto del
lenguaje hablado, como instrumento de conservación y difusión de la palabra,
como auténtico referente simbólico que evoca las diferencias sociales, internas
y externas, claves identitarias y de
aspiraciones colectivas de pueblos y sociedades.
El ser humano tuvo
pronto la necesidad de comunicarse, y de hacerlo luego de manera más completa y
compleja mediante líneas, dibujos, signos descriptivos o pictogramas que no
solo representan ideas, si no que también palabras y sonidos que pueden ser
leídos y expresados. Pero no todos esos signos formaban ni forman una escritura
en sí, aunque ésta se base en ellos para la formación de los diferentes
alfabetos. Sería en Mesopotamia, en Egipto, en China, el valle del Indo y
Mesoamérica, donde aparecerían estos códigos de forma más brillante y completa
que sepamos. La escritura es, por tanto, fruto de contextos y culturas
específicos, aparecidos en estados muy bien organizados donde se mitificaba y
estimulaba mediante representaciones de carácter preferentemente religioso.
Así, como actividad y provecho colectivo, comenzó a ser identificadora de los
grupos sociales y de las diferencias que se establecían entre ellos. Cada
sistema generó una historia particular a lo largo de la cual la escritura ha
servido de instrumento, relatador y compilador, de la historia de los distintos
pueblos y culturas, hasta llegar a representar y servir de elemento identitario
y de tradición.
Los textos escritos,
atraen, fascinan, atrapan, sirven para el estudio, y lo hacen más allá de la
función de transmitir el lenguaje oral. La escritura por sí misma ha adquirido
un valor propio apegado al espíritu individual, siendo su código secreto (la
manera de entenderla y de practicarla) el sentido personal que le damos, así
como el cómo la evocamos, la hacemos posible, y mediante el escrito la
compartimos.
Barcelona, septiembre de 2016.
©Teo Revilla Bravo
Es importante, claro que sí. Si pensamos en el lenguaje oral, el boca a boca lleva a muchos errores, mientras que cuando se lee, lo haces tal cual lo ha querido plasmar el autor, puedes luego tener o crear interpretaciones pero lo dicho en el papel es tal cual. Hay textos que realmente son fuentes de saber que nos enseñan a ver y sentir la vida de otra manera, libros que se aman, se guardan y se transforman en maravillosos compañeros de vida. Besitos.
ResponderEliminarAsí es, Querida Karyn Huberman. Los libros nos acompañan para bien, nos comunican unos con otros, nos transforman con sus enseñanzas y además nos dan la oportunidad de mostrar el alma, de poder desahogarnos. Gracias por tu lectura y comentario.
EliminarBesos mañaneros.
Yo soy de los que me he arrimado a este grupo por el "egoísmo"de aprender, ya que carezco de estudios superiores. Gracias por la magistral lección recibida hoy referente a la escritura. Saludos.
ResponderEliminarJosé, por tu acercamiento y dejar constancia de tu lectura y afecto en mi blog. Que nos permite conocernos, aprender unos de otros, llegar hasta tu blog y ver esas rutas y caminos por los paisajes gallegos....
EliminarUn saludo muy cordial desde Barcelona.
Gracias por tu reflexión sobre la escritura y por recordarnos su origen y como el hombre a través de ella logra su trascendencia.
ResponderEliminarCarmen -¿Verso?- Gracias a ti por estar, por leer y comentar dejando esa bella sensación de amistad.
EliminarUN abrazo.
Una vez más, tus reflexiones nos marcan caminos, nos enseñas significados y nos ayudan a comprendernos los unos a los otros. No se lleva las palabras el viento tal y cómo dice ese dicho popular pero sí es cierto que lo escrito, escrito queda y es nuestra firma, nuestra seña de identidad. Gracias Teo por compartirlo. Un abrazo.
ResponderEliminarUn abrazo, Raquel.
EliminarJustó venía de dejarte mis deseos de que paséis un buenos días en Orihuela.
La escritura, aúna caminos humanos, nos acerca la sabiduría y sí: son nuestra seña de identidad y casi me atrevería a decir que de libertad.