ENTRE PALABRAS Y SILENCIOS

lunes, 27 de enero de 2025

EL DESCONCIERTO



"Orfeo y Eurídice" Obra del británico George Frederic Watts





EL DESCONCIERTO

 

 No poder reír, penar, poner carita de enamorado 

cuando pasa al lado —curvo firmamento, 

belleza, sombra de gozoso dolor— el amor,

sabiendo que se van reteniendo los frutos, 

la lozanía de un cuerpo dejándote, campante, 

en los entresijos mudos —repletos de tierna aridez 

y secretos— del dolido corazón.

 

Vano momento morosamente incierto

en su verdad, en el enojo que se ha apoderado 

de ella temiendo perderse y perderte encerrada 

en el fondo de un oscuro e inmóvil laberinto.

                 

Mientras contempla el roto espejo donde  su rostro 

con lágrimas pegadas en los ojos en invasora 

plenitud de soñoliento horizonte se desarregla,

expresando en imposible grito el fatal dolor siente.

 

Hervor de lamentos. Encrucijada de nervaduras, 

silencios y  crujidos, trizas de un fracturado 

desconcierto.



            BROTAN LAS PALABRAS

            Teo Revilla Bravo




viernes, 17 de enero de 2025

LECTURAS

 


"La lectora", obra del pintor chileno, Eguiluz, Augusto. 1893-1969



LECTURAS 

Las obras literarias que sólo tienen una lectura dejan mucho que desear, algo sustancial falta y falla en ellas. Una buena novela exige ser asumida hallando las claves que captan el sentido que quiso darle el autor y el que posiblemente dé su lector.

A más y mejor lecturas, campos de cultivo de la persona, más investigación y respuestas conseguidas, mejor comprensión, interactuación y riqueza del texto, más cultura y educación al compartir el interés imaginativo por los personajes y los paisajes descritos por el autor, gozando y sufriendo con todo, elaborando significados, relacionando conceptos, asumiendo el espacio de tiempo como si fuera propio, rincón amable donde permanecer dure lo que dure la lectura y sus sensaciones.

Porque leer bien nos hace mejores, nos ayuda a descubrir aquello que del autor hay en uno mismo, ambos complementados en un mismo objetivo.

 

Barcelona, junio del 2024

© Teo Revilla Bravo




domingo, 5 de enero de 2025

LA TAREA DEL POETA

 

                  Retrato de Rainer María Rilke por Lautir, artista que vive y trabaja en Milán





LA TAREA DEL POETA  

 

Podríamos decir que la poesía es la entraña de la luz, lo más sensible y alborotado que el hombre siente ante el asombro de la vida, la medida justa de su profundo misterio. Al sentirla, escribirla o leerla, notamos plano a plano cómo se va desarrollando y revelando parte de ese misterio. Cada aspecto de la realidad nos influye, nos amiga con la sensibilidad, nos anima a interpretarla y transformarla a través de la palabra. La poesía es un arma “cargada de futuro”, que dijera Celaya, la máxima expresión para indagar sobre la vida, sus fases, sus problemas, todo aquello que liga a los hombres con el gran enigma existencial. A través de la poesía creamos lazos de solidaridad y amistad, conformando la idea de igualdad que debe regir entre los seres  humanos.

Al escribir, el poeta sabe que tiene en sus manos la mejor manera de poder apreciarla y compartirla, que estará junto a otros lectores que concretizarán y socializarán la labor, aun considerando que el término socializar (pensar que la poesía es un arma cargada de futuro) es para muchos críticos literarios pura ingenuidad. La poesía por desgracia no evita el hambre, la injusticia, la corrupción, la guerra, pero al igual que el resto de formas artísticas cumple su destino social. La cultura, la poesía, el arte, han nacido de la necesidad humana de libertad, de rebelión y mejora. Donde hay arte sabemos que hay un testimonio del espíritu humano manifestándose, prueba del ademán impulsor y rebelde del hombre.

Le preguntaron en una ocasión a Borges para qué servía la poesía, y el escritor, con esa inteligencia tan vivaz que le caracterizaba, respondió sin pensarlo: “¿Y para qué sirven los amaneceres?” La poesía no tiene consecuencias económicas prácticas. Con la poesía no se gana uno la vida ni puede hacer carrera social. Es otra historia, sirve para ganarnos el alma dando sentido real a nuestros valores como personas, es  lo que la ilumina, aquello que produce el hechizo que nos acerca a los mejores sueños y nos aleja de las peores pesadillas. El poeta ha de tener empeño en su ilusión creativa, ha de vigilar lo que ocurre dentro de sí y  lo que le ocurre fuera en ineludible insomnio mientras otros duermen, para preservar (alejado de fanatismos, ideologías, nacionalismos o poderes que ponen barreras entre los hombres) el misterio, la templanza, lo evidente solidario y bello, la convivencia, la justicia, la paz, el equilibrio, la ternura y bondad, el instinto noble ante lo desconocido, la percepción de lo futurible necesario, la misma muerte.

La poesía soporta y da naturaleza a la vida. Es su motor. Entendiéndolo de esa manera sabremos que el espíritu del poeta es saber adaptarse a la función de vivir, así como a las necesidades humanas que ha de colorear, como todo artista, dándole luz mediante el engarce de su imaginación. Según Shelley, la poesía es “El centro y la circunferencia del conocimiento, pues comprende todas las ciencias y todas a ella se debe referir”, apuntalando –alquimia de la virtud, faro del portento– el sueño más hermoso del hombre.


 Barcelona. Junio. 2015.

©Teo Revilla Bravo.