Una obra conocida de William Turner.
NAVEGAMOS
Navegamos. El viento embravecido derriba aureolas
refulgentes, oleajes que en impulsivos imperiosos
movimientos de los vientos y el mar,
hacen zozobrar peligrosamente la nave.
Somos -efectos, causas- fuertes, rumiando sombras
e intranquilidades, protegidos por la reseñada luz
de la alborada que rozando sutilmente las velas
día a día en amor nos va templando.
Agua, sal, cloro, yodo, salitre, sol y viento...
Navegantes marineros en gran expedición
somos, amantes que se crecen gigantes
arrebatados de esfuerzo y dicha,
corrigiendo rutas, trastocando un norte
magnético de brújulas y bitácoras hechiceras
que libremente entre impulsos la mar corea.
somos, amantes que se crecen gigantes
arrebatados de esfuerzo y dicha,
corrigiendo rutas, trastocando un norte
magnético de brújulas y bitácoras hechiceras
que libremente entre impulsos la mar corea.
Acercarnos a un sueño diferente -mítica
playa-, convencidos de pertenecer a la fugaz
línea que dibuja suavemente el horizonte.
playa-, convencidos de pertenecer a la fugaz
línea que dibuja suavemente el horizonte.
OCÉANOS DE LUNA
(Cuaderno VIII. (1984-1987)
©Teo Revilla Bravo.
Aunque este poema nació en unas fechas que ni pensaba conocerte, puedo decir que ya llevamos años navegando juntos en estos océanos de luna. Sigamos dibujando el horizonte día a día. Besitos
ResponderEliminarPues, sí, ciertamente. Hay océanos que el amor hace muy navegables. que no se borre el horizonte orientador...
EliminarBesos.
Sueles lograr que tus versos salpiquen y acaben calando al lector. Que queramos naufragar en tus naufragios, pero a veces, como ahora, consigues que la humedad forme parte de nosotros. Gracias una vez más.
ResponderEliminarMe alegro haberlo logrado de algún modo, amigo Cyrano. Gracias por navegar juntos en estas lides literarias y poéticas.
EliminarFuerte abrazo