Uno camina por la vida con la obligación
de dar el do de pecho a cada instante.
Nos desbordan las palabras, los sentimientos,
las sonrisas de la soledad ensambladas
en limbos de desilusiones, sin rombos,
sin banderas, sin campos de batalla,
sin lugar donde enterrar los muertos.
Revolución:
un libro —al igual que unos
ojos— puede cambiarlo todo.
Puede cambiar el ritmo de la mente,
la marcha del espíritu a cada vuelta
de página.
Olvidamos, rumiando sombras y temores,
ser, en el reposo del aire, poetas prudentes
que miran a los hombres cara a cara;
olvidamos, zarandeando selvas dormidas,
dejar una opinión definida, un acierto,
una intención sincera, un sonido limpio
de violín, una cordial observación, un abrazo
cuerdo y emotivo,una memoria de hermandad
bien planteada, una calma, un amor al prójimo
entendido, un gozo contagioso e ineludible….
Tanto olvidamos que olvidamos los olvidos...
ResponderEliminarQuizás, olvidado el olvido lleguemos al punto donde aprender a disfrutar de esa soledad que ayuda a acercarnos a nosotros mismos, a crecer y a fortalecer el interior... Gracias por alusiones en esa fotografía de cielo espléndido que pusiste en Facebook, Francisco. Abrazos.
EliminarÚltimamente y con los años que se me acumulan, veo tantas cosas de forma diferente a como las veía antes, no hace mucho, y a como las ven algunos otros. Leo tu poema y me emociono al encontrarme en pensamientos parecidos, en reflexiones. Hoy sin ir más lejos, Irene Muñoz Weber me manda un vídeo en un comentario que le hice, con una música y unas imágenes fenomenales, viendo así, el universo en todo su esplendor, te juro Teo que mis pensamientos no fueron muy distintos de lo que planteas en este maravilloso poema. Viendo las imágenes y leyendo tus versos, es como si una parte de nosotros mismos y del mundo no existiera y a la vez está presente, porque somos todo eso, lo positivo y lo negativo, la belleza y la fealdad de espíritu. Todo es, todo está, lo malo es no recordarlo a tiempo y dejar esa siembra de la que nos hablas al final, esa revolución de las tres partes del alma de las que ya nos hablaba Platón. Hay también en tus versos, como una pena final, como una melancolía de lo que no nos damos cuenta que en realidad tiene verdadera importancia, y como niños nos dispersamos en la inmensa nube del sinsentido. Me gustó. Me emocionó. Y te doy toda la razón y toda mi atención. Un abrazo Poeta amigo.
ResponderEliminarNorma, no voy a extenderme. Solamente agradecerte este hermoso comentario que ayuda a generar confianza en lo que uno a veces tímidamente plantea por escrito, comentario que habría que subrayar. Tienes ese poder, captas a conciencia y sabes expresarte debidamente llegando a emocionar. ¿Qué decirte ahora? Muchísimas gracias, seguimos en ello.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Teo.
Olvidamos Teo, muchas cosas en la vida y hay momentos en que recurrimos a recuerdos falsos, donde la sensibilidad recupera lo que deseábamos, pero pierde la realidad, es tan serio en cuanto a vida tu poema que siembra en el lector la angustia del olvido que es el dolor más intenso del hombre a medida que avanza en su vida física y espiritual y muchas veces vuelve la verdad etérea. Pero que hermoso es leerte y sentir la fuerza del alma empujando verdades que a veces nos vuelven indiferentes. Excelente poema para un periplo viviente. Desde Cartagena de Indias un abrazo. Gustavo.
ResponderEliminarGustavo, amigo, creí que te lo había contestado en Órbita, peor no lo veo. Gracias por esta interesante manera de abordar los versos del poema, creo que acertada y en consonancia con lo que se quiso decir en él. Afortunado soy de tenerte como lector, querido amigo, desde esa Cartagena de Indias a donde ahora te envío mi abrazo.
ResponderEliminarTeo.
Me apunto esa sencilla maravilla que es OLVIDAMOS SER POETAS PRUDENTES. Esplendido.
ResponderEliminarGracias, Alfonso. Uno más, que no viene mal...
ResponderEliminarAbrazos.
Leer este poema tuyo me hace seguir hilando de continuo el pensamiento con esas voces dialogicas que nos llevan a una reflexión de la vida ...olvidamos pero siempre hay un atisbo que nos acerca a ese olvido que no es olvido porque eso pensabamos hasta que surge transformado en recuerdos, tristezas puras, dolor, verdad amarga . pero lo que más me gusta es lo que nunca he podido lograr ... ser poeta prudente... Abrazos
ResponderEliminarBueno es hilar y volver a hilar. Creo que nos pasamos la vida en ello, amigo "desconocido" que tuviste a bien llegar hasta aquí y leer el poema. Creo, por eso lo digo en el poema, que no es fácil ser poetas prudentes. Me das la razón....
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
Teo: Sigue pendiente hacerme con un libro tuyo. Bello poema. Un abrazo.
ResponderEliminarY yo me alegraría enormemente, apreciado Mauricio.
EliminarGracias por el interés y fuerte abrazo.