Georges Seurat
Paul Signac
Paul Signac
Camille Pisarro
EL DIVISIONISMO (PINTURA)
Parece ser
que el “Divisionismo” fue una corriente intrépida, audaz y animosa, discordante
con el resto de movimientos que se produjeron en la Europa de principios del
siglo pasado. Pese a considerársele un avance más del impresionismo, al nacer
como movimiento autóctono tuvo sus peculiaridades, pues entendía las indagaciones
en torno a la luz, el color y la división de tonalidades, más como medio de
llegar a algo concreto que como fin en sí mismo. La luz debían de ser un
instrumento más y estar, por encima de todo, sometida al mensaje que se deseaba
trasmitir.
El
Divisionismo mostró una relación cercana al simbolismo a la par que sentaba bases
para el Futurismo, movimiento que irrumpiría con fuerza en el panorama del arte
italiano a partir de 1909 convirtiéndose en uno de los movimientos de
vanguardia por excelencia, atento sobre todo a los acontecimientos sociales que
reflejaban las condiciones laborales y de vida de las clases más desfavorecidas
de la época. También se le conoció con el nombre de “Puntillismo”, método y
técnica que pretendía incorporar la vibración luminosa mediante puntos, de tal
forma que los efectos cromáticos no se obtuvieran de la paleta en sí, sino
aplicando sobre el lienzo pequeñas áreas o puntos de pigmentos sin mezclar para
que vistos desde cierta distancia formaran figuras y paisajes óptimamente definidos,
ya que el propósito era que los efectos de mezcla en la pintura se dieran en la
óptica del espectador. Con ese fin, se quería conseguir una mayor luminosidad y
brillo, para lo cual los colores debían de ser puros en la creencia de que los
tonos que se dieran directos serían más interesantes que las posibles mezclas
de siempre; es decir: se aplicaban tal cual aparecían del tubo, de tal forma
que fuera el ojo del espectador, como decía, quien lograra captar las distintas
variaciones que se producían en las obras, imágenes vibrantes, luminosas,
trémulas y armoniosas. Esos puntos o pinceladas, debían corresponderse en un
mismo tamaño, de forma que al observar la pintura el espectador pudiera
constatar la perfección lograda haciéndole pensar que estaba ante una imagen
congelada en el tiempo como si fuera una
idílica visión de la misma realidad. Dos notables precursores de este
movimiento fueron Delacroix y Watteau, pero los que lo desarrollarían
sistemáticamente más tarde serían Seurat y los neoimpresionistas.
El
movimiento, con nombres como Georges Seurat, Henri─Edmond Cros, Vlaho Bukovac, Charles Angrand, Chuc Close, Camille Pisarro, Paul
Signac y otros, dejaron obras
magistrales en pintura, algo que agilizaría y daría pie a otras corrientes del
arte más contemporáneas de las que por fortuna nos estamos beneficiando.
Barcelona, marzo
de 2017.
©Teo Revilla Bravo.
Aprovecho este espacio no solo para visitarte y disfrutar con ensayos tan ajustados y esclarecedores como éste (y qué decir de tus poemas), sino para comunicarte también que, si no te parece mal, un día de estos cogeré un ensayo tuyo y lo entremezclaré con comentarios míos. Es algo que me ronda por la cabeza y por las letras hace tiempo y si me das tu permiso lo haré como signo de amistad y buenas letras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alfonso.