Una de las obras de Juan Gris.
JUAN GRIS, LA GRANDEZA COMEDIDA DE UNA GRAN OBRA
El
artista madrileño es considerado como el más genuino de los pintores cubistas
aunque se le tenga, frente a Braque o Picasso cofundadores del movimiento, algo
relegado. La fama de los otros dos, de Picasso sobre todo, lo ensombrece
inmerecidamente. El Cubismo fue la culminación de un proceso que tuvo origen en el
impresionismo y que marcaría el camino hacia la abstracción, un revolucionario
modo de pintar que renunciaba a la perspectiva y al naturalismo renacentista. Juan
Gris precisó y concretó el movimiento, a través de un fundamento firme de la
pintura, al dotar a su obra de una conformación de admirable unidad partiendo
de una cabal estructura geométrica. De todo ello se recoge, ejemplaridad,
emoción y poesía, sosiego. Digamos que reformula el movimiento a partir de 1913, llevándolo a su
mayor integridad, armonía y fundamentación teórica. Ahí su gran labor.
Juan
Gris, al llegar a París en 1906, alquiló un taller en el mismo edificio donde
lo tenía Picasso, encontrándose con un ambiente propicio para sus ilusionantes
fines creativos. En 1912 comenzó a mostrar tímidamente sus cuadros. Éstos
poseían gran armonía, rigor, y esa conformidad o ejemplaridad de la que
hablábamos antes, conseguida a través de la fragmentación de la imagen, de la
creación de un cromatismo sumamente contenido, y de hallar la geometría de las
formas establecidas, en él claramente rigurosas. De este modo logró desarrollar
un método disciplinado propio donde combinar y conciliar imaginación y leyes de
composición, en una matemática que le ayudaba a mantener la organización
arquitectónica de la obra. Así logró crear, de lo abstracto de la geometría y
los colores planos, la necesidad de objetivación del espectador: signos,
trazos, papier collé, letras estarcidas, periódicos, telas, collages… Con ello
pretendía que las miradas que llegaran al cuadro fueran a través de narraciones
poéticas, juegos alegóricos, correspondencia entre formas y figuras: “Hacer de un
blanco un plato, de un rojo una botella, de un negro una sombra…”.
Con el tiempo, el color
adquiere en él más viveza, y las obras serán más líricas incluyendo en ellas el
exterior, la vida orgánica, y la curva. Perseguía con esto, más que un
procedimiento pictórico al uso, una determinada estética, un arrojo, un estado
anímico más dinámico y rítmico. Lo consiguió, logrando contribuir ese trabajado
bagaje la pervivencia del movimiento cubista, por fortuna para todos pese a vivir
tan solo cuarenta años, falleció en París por culpa de una deteriorada salud
debida a la bronquitis y los fuertes ataques de asma que padecía. Pero tuvo
tiempo suficiente para acrecentar el acervo pictórico con la plasticidad de una
obra excepcional, especialmente sugestiva.
Barcelona, Abril de 2019.
©Teo Revilla Bravo.
Cuando quieres eres brillante con tus letras
ResponderEliminarGracias, Mucha, me llenas de ánimos.
EliminarDisculpa la tardanza.
Hola, Teo
ResponderEliminarSoy Ignacio González (aunque aparezca anónimo) y quiero comentar acerca de esta breve reseña de Gris que es efecto, tal vez él mismo se haya relegado ante dos grandes cubistas.
Bien pudiera ser, amigo Ignacio. A veces la timidez nos juega malas pasadas, y ellos dos eran grandes y conocidos ya.
EliminarGracias por tu presencia. Un abrazo.
Lo has expresado maravillosamente, Teo. Sólo puedo añadir que, quizá por lo que brillantemente expones, a mí Gris siempre me impresionó y emocionó particularmente. Casi me atrevería a decir que más que Picasso y Braque en esta forma de expresión que los unió para la historia del arte.
ResponderEliminarY yo estoy muy de acuerdo contigo, amigo Francisco. Es como si me diera "pena", cuando pienso en Gris, porque en este caso como en tantos se apaga la labor del discreto y se celebra la del fuerte. Para mí también fue el más genuino del grupo.
EliminarUn abrazo y buenos días.