A VUELTAS
CON LA POESÍA
(con gratitud y admiración a Mario Luengo, poeta y escritor chileno)
La poesía es
intimidad, sentimiento, esencialmente vida. Todas las manifestaciones que
dan luz a la existencia, anidan en la poesía: inteligencia, lucidez, armonía,
colores, emociones, paz y hondos afectos. Es mimo, magia, alquimia, es también dolor y desazón, es belleza, melancolía y añoranza
también. Es símbolo y es visualización,
señales que se reflejan a través de un estado de ánimo concreto. La poesía es el yo y el
tú, enfrentados a la angustia de existir y a la de dejar de existir, es el ser
frente al a veces duro devenir.
Cuando
escribimos sobre poesía ha de intervenir el deseo de
trascender razón y pensamientos, sea en desvelos, en
remansos de paz, o con la tempestiva que nos llevan a desahogos con los que poder hallar la armonía métrico-visual que colme los sentidos, ahí donde el valor sensorial supera el conceptual y los
trasciende, donde cada parte es establecida y concluyente.
Hay que superar arduos momentos, al intentar hacer arte a través de lo que vamos escribiendo, en ese necesario forcejeo que
se establece entre sistema y significado, entre lo imaginado y lo
real, entre lo ácrono y lo atemporal, sensaciones que con frecuencia aparecen en el debate reflexivo
antes de fluir en el poema. Más allá de toda formación intelectual que se
posea, hay que ir hacia la obra fundiendo en ella inteligencia, exaltación y
sentimiento.
Los Vilos. Chile. 17 07 2014.
©Teo
Revilla Bravo