EL CUERPO HUMANO Y EL ARTE FOTOGRÁFICO
El cuerpo humano en arte es un tema recurrente y
fundamental desde siempre. La llegada de la fotografía a mediados del siglo XIX,
en dialéctica que entablaba luz y tiempo, lo abrió a nuevas posibilidades
ampliando el repertorio de temas, composiciones y topografías, que permitieron
a los artistas experimentar con nuevas técnicas, valores, formas, temas y
lenguajes visuales, de tal modo que la materia emergiera abordando la visión
del cuerpo humano, sus luces y sombras, desde la percepción mágica y experimental
del artista. La identidad, la intimidad, la sexualidad, belleza o fealdad, en el ojo del fotógrafo, a menudo a través del interesado uso del voyerismo o de la caprichosa performance tan
en boga. Un arte que pasa por una
variedad de técnicas y maneras de narrar, creando sombras y enfatizando texturas,
a la vez que subrayando relieves, objetivizando, liberando, y hasta divinizando el cuerpo yendo desde el modernismo
hasta el realismo mágico, siempre con el propósito intuitivo de captar la
autenticidad y aportar aspectos característicos de las personalidades de los
sujetos retratados. Interaccionando, inspeccionando, curioseando, huyendo de la
mera labor documental para apropiarse, de algún modo, de la fisicidad vislumbrando una esperanza de perduración en el tiempo, como lo hace la pintura a la que no vino a relevar ni hacer
desaparecer como temían algunos.
El fotógrafo tiene que ver casi sin ver siendo más
intuitivo que provocador, redefiniendo el proceso e investigando la condición
humana para esclarecer la identidad a través de la imagen lograda, testimonio de
la acción y relación del autor con el modelo.
Cada vez que alguien presiona el disparador de una
máquina de fotografiar, está emitiendo una señal de gratitud por el acto
maravilloso de poder crear.
Barcelona, octubre del 2024
© Teo Revilla Bravo