Obra de Egon Schiele Liril 1911. Expresionismo austríaco
POESÍA ES EMOCIÓN
Escribir poesía es una forma de enlazar sensibilidad con lenguaje, consecuencia de una metamorfosis personal que se produce pues el poema encarna la misma vida de quien la escribe. Solo hay que hacerlo respetando ciertas reglas, algunas objetivas, otras personales nacidas de la intuición rítmica, mental y estética que se posea para plasmar sentimientos, cimentando de ese modo la historia que se desee contar sin que nadie ni nada limite su libre expresión algo que sí sucedía en siglos pasados obligados los poetas, si querían dejar oírse, a estar sujetos a la tutela de unos cánones establecidos como el uso del verso alejandrino, del soneto, del romance y resto de modalidades con medidas fijas habituales hasta la aparición del verso blanco que dio libertad y ligereza al compás deseado. Hay que admitir la rebeldía de este tipo de hechura aplaudiéndola por necesaria, sin desechar las formas tradicionales del arte patrimonial que por valiosas y necesarias no se pueden dejar de valorar y de ningún modo renunciar a escribir.
Pongamos atención a lo que sentimos y deseamos reflejar, pues el poema es bello o feo, está lleno de interés o carece de él, según quién lo tome y lea dándole o no sentido. En todo caso, los versos han de ser expresiones del alma, mensajes únicos escritos con esmero y aquilatamiento elegido cuidadosamente las palabras que hacen que emerja en ellos la emoción.
ARTE Y POESÍA III
©Teo Revilla Bravo